En las islas del archipiélago, que cuenta con la Reserva de la Biosfera Seaflower, declarada por la UNESCO, los turistas se asombran con los colores de la vida submarina; se divierten con actividades como kitesurf, windsurf y jetski; nadan en piscinas naturales que las olas han esculpido en las rocas y saborean platos preparados con lo mejor del Caribe: langosta, pargo, cangrejo, caracol y mucho más.